El consumo de cemento en España cerrará el año, según las previsiones de Oficemen, por debajo de los 11 millones de toneladas, una cifra similar a la obtenida en 2013.

En noviembre, el consumo ascendió a 902.312 toneladas, un 2,7 % más que el mismo mes de 2013. El acumulado de los 11 primeros meses continúa estabilizándose y se sitúa en 10.009.922 toneladas, un 0,3 % menos que en el mismo período del pasado año.

El departamento de estudios de Oficemen estima que el consumo per cápita se situará al cierre de 2014 en los 231 kg por habitante, una cifra prácticamente idéntica a la del pasado año y que nos remonta al año 1962. La Agrupación de fabricantes de cemento de España considera además, que esta tendencia de mínimos históricos podría invertirse, aunque levemente, en 2015, año para el que se espera un crecimiento del 5 %.

“Esperamos que el sector cierre 2015 con un balance positivo, aunque con escenarios de consumo muy dispares a lo largo del año, albergando meses con valores negativos todavía, lo que nos obliga a ser cautos ya que queda aún mucho camino por recorrer. Más aún si tenemos en cuenta que la meta sería recuperar los consumos medios propios de un país como España, que deberían estar cercanos a los 25 millones de toneladas, una cifra que no creemos que se alcance hasta 2022”, afirma el Presidente de Oficemen, Isidoro Miranda.

“Tendremos que estar muy pendientes de algunas variables como el empleo, el consumo, la vivienda y la inversión pública, de las que dependerá en gran medida la consolidación de la recuperación en 2015, que no olvidemos es además año de elecciones”, añade.

Un precio eléctrico estable, clave para la viabilidad del sector

A todas estas variables se suman las sucesivas modificaciones del sistema eléctrico, que han generado un incremento del precio final de la electricidad de un 40 % en los últimos años y del que un 15 % corresponderá a la reforma que entrará en vigor el próximo 1 de enero, si no se adoptan medidas adicionales. El precio medio para nuestras empresas se ha alejado fuertemente de la media europea.

Esta situación afecta, y mucho, a las exportaciones, que continúan siendo un balón de oxígeno indispensable para el sector, ya que en los once primeros meses del año han supuesto casi la mitad de la producción nacional, con algo menos de nueve millones de toneladas frente a los diez consumidos por el mercado doméstico.

“Como grandes consumidores de energía que somos, un posible recorte en el servicio de interrumpiblidad nos deja al borde del abismo en los mercados internacionales, un asidero que nos ha permitido mantener nuestras fábricas en marcha en estos años de crisis. Por desgracia, es sabido que competimos con otros países con costes muy inferiores que sí aplican importantes incentivos a su industria”, explica Miranda.

Los bajos niveles de consumo de cemento, un problema de toda la sociedad

Oficemen considera también que los bajos niveles de consumo de cemento actuales son un problema que deberían valorar más las administraciones públicas a la hora de plantear sus inversiones, ya que sus consecuencias afectan al conjunto de la sociedad.

“El problema va más allá de los recortes en el sector de la construcción o del cierre de plantas en el sector cementero. Sin unas inversiones mínimamente equiparables a Europa en obra pública, la competitividad de nuestro país estará seriamente comprometida, afectando a la industria, a sectores clave como el turismo, e incluso al ciudadano de a pie”, asevera el director general de Oficemen, Aniceto Zaragoza.

La inversión pública en España prevista para el período 2014/2015 asciende a 28.900 millones de euros, un valor que contrasta con las cifras, por ejemplo, de Francia, que ascienden a 126.000 millones de euros para el mismo período. En este sentido, Oficemen cree que es imprescindible que el Gobierno aumente las partidas destinadas a inversión pública en los presupuestos de 2015/2016.

Mejoras en la competitividad de la industria

Al margen de la necesaria revisión al alza en las cifras de inversión en obra pública, Oficemen reclama también al ejecutivo más apoyo y mejores condiciones de financiación, imprescindibles para mejorar las cifras del sector constructor en general y del cementero en particular.

“Hablamos de un proceso que debe desembocar en la reindustrialización de España, y en el impulso de su competitividad en los mercados exteriores, que en nuestro caso es vital si queremos mantener la capacidad instalada”, sentencia Zaragoza.