La valorización energética, una de las grandes apuestas del sector cementero español, cobra un nuevo impulso con la firma del acuerdo de colaboración suscrito entre la Agrupación de Fabricantes de Cemento de España, OFICEMEN, la Federación Española de la Recuperación, FER, y la Asociación Española para el Tratamiento Medioambiental de los Vehículos Fuera de Uso, SIGRAUTO. Este convenio pretende fomentar la valorización con los materiales obtenidos del tratamiento de los vehículos, electrodomésticos y otros productos cuando llegan al final de su vida útil. Para la industria cementera el empleo de residuos como materiales y combustibles alternativos en la fabricación de cemento supone, entre otras cosas, un modo de preservar los recursos naturales, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, además de una solución a la gestión de residuos.

El acuerdo prevé la colaboración en diversos ámbitos para promover la valorización en las cementeras de parte de los residuos que se generan en las plantas fragmentadoras españolas donde los vehículos al final de su vida útil y otros muchos productos son sometidos a un proceso de triturado para poder separar y reciclar la parte metálica de los mismos. En España se dan de baja unos 700.000 turismos al año de cuyo peso total la legislación permite destinar hasta un 15% a vertederos convencionales, siendo ésta la peor solución medioambiental y sin embargo la más practicada en España. OFICEMEN, FER y SIGRAUTO consideran prioritario hacer compatible el progreso económico con el respeto al medio ambiente y por ello van a estudiar las posibilidades de reciclado y la valorización energética en las plantas cementeras de estos materiales.

La utilización de combustibles alternativos, no sólo resulta una opción medioambiental correcta, económica, flexible y segura a la gestión de residuos, sino que además, supone el ahorro de combustibles fósiles no renovables, como el carbón y el petróleo, y la disminución global de emisiones, en particular las de CO2, lo que favorece además, el cumplimiento de las obligaciones contraídas por España bajo el Protocolo de Kioto, al sustituir combustibles fósiles por materiales que hubieran sido incinerados o hubieran fermentado en vertederos.

En la actualidad, el grado de sustitución de combustibles fósiles por combustibles alternativos en España se mantiene por debajo del 5%, lo que nos sitúa a la cola de Europa en valorización energética, donde aproximadamente el 70% de las plantas cementeras emplea combustibles alternativos. En concreto, países como Holanda y Suiza, cuentan con unos niveles de sustitución de combustibles tradicionales muy elevados, 83% y 50%, respectivamente.

A pesar de ello, esta práctica ha registrado un ligero aumento en los últimos años en nuestro país debido a una mayor concienciación en la correcta gestión de residuos y en el cumplimento de las directivas europeas por parte de las comunidades autónomas, así como a una mayor información ciudadana.

De las 38 fábricas de cemento que hay en España, tan sólo 19 llevan a cabo esta práctica medioambiental, cuyo desarrollo en nuestro país depende en gran medida del apoyo de las administraciones públicas.